La Dama de los Invisibles, Yarim Machado

Por: Deb Soto

📖 ‘La Dama de los Invisibles’ – Yarim Machado
(segunda parte de la saga)

Terminé este libro y tuve que sentarme a procesar el final porque me dejó intrigada… una noticia que no voy a conocer hasta el próximo tomo. Gracias por eso, Yarim.

Esta segunda parte continúa la historia de los gemelos Arias y Nira. Aunque ya conocíamos su mundo desde el primer libro, aquí todo sube de nivel: hay más guerra, más política, más heridas abiertas. Cada hermano toma su propio camino, y lo que duele es que ambos sufren por separado. Una parte de uno quiere verlos reencontrarse, que logren ganar juntos… pero la historia no nos lo pone fácil.

La historia no se detiene: conocemos el pasado de personajes clave como Salomeno, aparecen nuevas figuras, y los saltos temporales van conectando las piezas de este mundo. Me encantaron los nuevos elementos de fantasía, sobre todo lo que Nira es capaz de hacer. Es un personaje que crece muchísimo y, cada vez, me gusta más.

Lo que sí: es un libro complejo. No es para leerlo mientras haces café. Aquí hay ciencia, filosofía, y símbolos como los “mementos”, que tienen un peso real. Y en medio de todo eso, hay momentos muy humanos. De esos que te aprietan el pecho.

Me impactaron varios giros que no puedo mencionar sin caer en spoilers. Solo diré que hay escenas duras, grotescas, y crudas. Este libro no le teme a mostrar lo feo de la guerra, ni las consecuencias reales de las decisiones que toman los personajes.

Aun así, también hay respiros. Por ejemplo, un capítulo (en el pasado) de Marcelo me hizo reír. Ese tipo de humor, colocado en el momento justo, se agradece.

Hablando de los personajes: algunos reciben el desenlace que llevábamos esperando desde el primer libro. Por otra parte, Laurel sigue siendo insoportable (para mí). No soporto su forma de ser. Y me costó mucho aceptar en lo que se va convirtiendo Arias.

En fin. ‘La Dama de los Invisibles’ no es una lectura liviana, pero tampoco lo pretende. Es de esos libros que te sacuden, que te invitan a pensar y a sentir. Lo recomiendo a quienes disfrutan historias densas, con capas, donde la fantasía no es solo un decorado, sino una forma de hablar de poder, trauma, memoria y las consecuencias de nuestras decisiones. A quienes buscan buena literatura sin filtros.

Eso sí: prepárense emocionalmente. Porque aquí se gana, sí… pero también se pierde mucho.

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